Aprendí de adolescente a leer la prensa y a no creerme lo que decía. No obstante debo precisar que eran tiempos oscuros donde no había elección. Por lo tanto tenía que ser desconfiado por principio. A pesar de ello aprendí a distinguir entre la prensa porque había atisbo de opiniones diferentes y tras los márgenes escuetos veías cierta luz informativa. Y sobre todo el brillo de la esperanza de que aquello cundiera más. Cierto que la prensa sirve a sus señores, pero los intereses de esos dueños no siempre son coincidentes y muchos de ellos no despliegan expresiones torticeras e insanas. Hoy, siquiera por ser consecuente con lo que he visto en mi vida, no puedo concluir que todos los periódicos se presten a la demagogia más burda y a la insensatez más agresiva. Del mismo modo me horroriza esa expresión maximalista y cruel, más emocional que racional, del todos son iguales, que se aplica con ligereza a las entidades políticas y a veces a las sociales. Pues bien, me entero de que al tratar el problema de la enferma de ébola que ha recabado durante semanas la atención del país, y de la que dicen las autoridades sanitarias que se ha curado, hace días en un medio de radio con vínculos eclesiásticos ya tenían preparada la plantilla de noticia en que la daban por difunta. Anteayer otro periódico de la falacia, con gran tradición conservadora, que en este país es sinónimo de intolerancia, ya se había preparado su obituario. Pobres de los que lean tal prensa o escuchen alguna radio bendecida por la providencia divina. Qué triste sino el suyo por vivir siempre entre tinieblas.
Siempre tendrá que ver alguna que confirme la regla de la excepción.
ResponderEliminarSon felices aunque resulten un insulto a la inteligencia ajena. Al final acaban echando mano de su recurso universal y todos contentos, saben que viven en una sociedad tan obsoleta como ellos. No problemo, y a quien no le guste puerta al infierno y todos contentos.
ResponderEliminarJajjj si el mito primigenio lo dejaba bien clarito.
Mi querida Ariadna, me sumo a esa experiencia adolescente con la prensa y sus partes informativos, a menudo adornados y poco fiables, y como tú, no me agradan esa globalización de 'metamos todos en el mismo saco'.
ResponderEliminarPor ese motivo no me vuelco en posturas políticas, ni en rechazos religiosos, de ante mano, a no ser que éstas, en los medios de comunicación, enseñen una oreja que no corresponda con la cara.
Del mismo modo que criticamos al que nos envía al infierno, lo hacemos con el que nos manda a una revolución de las instituciones (muy progre él) desde las propias instituciones y sin avistamiento posible de salir de las mismas. Lo grave es la cerrazón en el criterio, para un mejor desarrollo de los juicios, y a menudo se peca de actuar del mismo modo que aquel que se aborrece.
Siempre interesantes tus conclusiones.
vivimos tiempo de la prensa maldita, sensacionalista, amarilla y sin corazón
ResponderEliminarsaludos
Sería eso el colmo de la mala praxis periodística
ResponderEliminar=)
Por cierto que un señor que me sacaba 44 años me recomendó interpretar la noticia justo del revés. El tiempo le acabo dando razón.
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