2/9/13

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Lo último y sorprendente en nuestras vidas nos exige un desplazamiento de lo anterior. ¿Por qué esa actitud, no sólo ingrata con lo vivido anteriormente, sino acaso engañosa? Lo último solo demuestra que es lo último. Por poner un ejemplo común: ¿es más profundo o auténtico un amor del presente que cualquiera de los que experimentamos antes? Necesidad de ser cautos. No olvidemos que lo último puede ser también lo que queda por vivir, un territorio y un tiempo ignotos. 


3 comentarios:

  1. Gran error si solo se adquiere lo último por esa razón, por ser lo nuevo o desconocido.
    Mientras los zapatos no me lastimen, sean cómodos y no entre agua en ellos no hay razón para reemplazarlos
    En el ejemplo que nos citas, el amor, no es que sea mejor o peor, es distinto, son otros los componentes a combinar que van aportar a la relación otra forma de intercambio.
    No es que cambie solo lo último con respecto a lo anterior es que nosotros, sin cambiar lo que somos, evolucionamos.
    Un día reemplaza al otro, nos movemos y vamos adquiriendo parte de lo que encontramos en lo último sin desechar todo lo que estaba si todavía tiene valor y si está vivo.
    Casi todo ha sido lo último adquirido en alguna ocasión.

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  2. Lo último es el hoy y a menudo es cierto que desplazamos el ayer, lo anterior, quizá por la necesidad de
    que no exista una trasferencia. Por desgracia muchos somos seres eternamente insatisfechos.
    ¿Un amor de hoy? No tiene porque ser más o menos profundo, ni siquiera debería medirse, pero es el AMOR que se siente, los otros cruzaron ya otros puentes.


    Y mañana será otro día...

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