9/9/12

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Admitir nuestra inocencia es reconocer nuestra desprovisión y nuestros límites sin ignorar el impulso que nos pide ir siempre más allá. No obstante, estamos marcados por leyes de la naturaleza que interactúan en el plano que ocupamos. Acaso esa lucha por desmarcarnos de alguna manera, tal vez ingenuamente, de la naturaleza y regatearla sea semejante a la que expresaban los hombres frente a los dioses en la mitología clásica. El error humano actual reside en olvidar la alianza con la naturaleza y olvidar nuestra condición de aprendices de brujo. 



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