Es inclemente el paso del tiempo en el individuo. No me refiero a la imagen global y a la apariencia física, sino a la memoria. Da cierto temor pensar que cuando te encuentras con gente del pasado por la calle se produzca algún tipo de borrosidad en nuestra mente sobre nombres, ubicaciones y anécdotas al rememorar o interesarnos por otras personas. ¿Es que no nos acordamos por defecto de la edad o porque en su momento no significaron tanto para nosotros? No, cada ser, acontecimiento o sentido de otros tiempos no quedaron grabados en el mismo plano de importancia, aunque nos vinculara una camaradería alegre y un entrañamiento fastuoso.
Eso lo tengo claro, lo que para nosotros ha pasado inadvertido, ¿poe qué recordarlo?
ResponderEliminarDistintos planos para todo, ahí encuentro una posible clave.
ResponderEliminarDicho termino "plano", en todas sus acepciones, lleva tiempo rondando mis planas entendederas.
La pérdida de memoria es una faena.
ResponderEliminarLa mía está bajo mínimos.
Quiero pensar que con los años tendemos a relativizar tanto que cuando has sido una persona intensa, 'sosegamos los colores', los recuerdos se vuelven más tenues, así como las carucas, en realidad porque es parte de ese proceso
que nos desvincula con la carrera un tanto alocada por vivir.
Aunque me da la nariz que esta argumentación no cuela...
Pero con el paso del tiempo se refrescan los viejos recuerdos a expensas de perder los inmediatos. Lo veo en mi papá, con sus 93 años.
ResponderEliminarSaludos.