Como tratando de conjurar el vacío definitivo, los hombres hablan de las magníficas obras de los grandes hombres desaparecidos. Naturalmente, solo se expone el lado luminoso de tales personajes, jamás el lado oscuro, que nunca podría ser objeto de elogio. El fracaso de la vanidad es que se pretende esculpir estatuas de un solo rostro. Objetivo probable como estatua pero misión imposible como memoria humana.
Al observarlas, sucede con las estatuas lo contrario que con los hombres: al acercarnos a ellas su tamaño aumenta, mientras que el de los hombres disminuye.
ResponderEliminarPor eso nuncca hay que encumbrar a nadie, todos somos humanos y, por ende, hemos hecho cosas despreciables en su momento. Esa falsa idolatría sólo conlleva estupidez e irrealidad.
ResponderEliminarJajjj la bendición de la muerte.
ResponderEliminarDespués de muertos, todos son "santos"
ResponderEliminar=(
Si se dijera lo bueno y malo de los " magníficos" no tendríamos heroes ni ejemplos a seguir, por eso a mi que no me vengan con esas de que son buenos porque todos tenemos cola que nos pisen.
ResponderEliminarla muerte puede dar alivio, dolor, fama y olvido
ResponderEliminares un fogón alrededor del cual danzan todos esos demonios
saludos
El otro día me enteré de a cara obscura de Einstein y mejor no me hubiera enterado.
ResponderEliminarEl problema del mundo no son las personas con una cara oscura y otra luminosa, eso es lo normal, lo cotidiano, lo humano, el problema del mundo son aquellos que solo tienen una cara, siempre oscura, sin la menor muestra de humanidad. ¡esos son los peligrosos!.
ResponderEliminarSalud.