16/3/13

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El engaño en las familias: en la extensión de la palabra a todos los ámbitos de agrupación social. Malo que las familias que gobiernan lo hagan con tanta mentira y hasta harta impunidad. Parecen decirnos: o bien os incorporáis al engaño para hacer lo que queremos o bien sois expulsados. Por supuesto, no les importa la indignidad de sus actos. Pero de ahí a que tomen como rehén de sus mentiras y de sus iniquidades a la sociedad va un trecho cuya gravedad les vuelve infames. Ello indica que han traspasado una línea. La de las reglas del juego. ¿O es que solo quieren jugar ellos?

Pero peor todavía que la mentira se introduzca cada vez más o rija las unidades sociales más íntimas. ¿Como reflejo de las conductas abyectas de quienes consideran patrimonio propio vidas y haciendas, que diría el clásico?



2 comentarios:

  1. Demasiada indignidad y demasiados engaños, es el pan nuestro de cada día.

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  2. La mentira es como algunas células tumorales, tiene una fuerza impresionante. Diría: conozco a un hombre que siempre será pobre, nunca tendrá poder alguno, está enfermo de honestidad.

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