Cuesta creer que el código de valores otorgue más importancia a la desilusión por una derrota deportiva, por más compartida que haya sido por millones de habitantes de un país, que a la emoción indignada a causa de la masacre de civiles en otra zona del mundo. Que los titulares de prensa magnifiquen el espectáculo y el ocio frente al ejercicio cotidiano por vivir con dignidad me parece que dice bastante de qué materia frágil estamos hechos. Maniqueo el concepto de noticia, que nadie parece cuestionar.
Lo sperficial pretende controlar,
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