9/7/14

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Cuesta creer que el código de valores otorgue más importancia a la desilusión por una derrota deportiva, por más compartida que haya sido por millones de habitantes de un país,  que a la emoción indignada a causa de la masacre de civiles en otra zona del mundo. Que los titulares de prensa magnifiquen el espectáculo y el ocio frente al ejercicio cotidiano por vivir con dignidad me parece que dice bastante de qué materia frágil estamos hechos. Maniqueo el concepto de noticia, que nadie parece cuestionar.





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